02 de Febrero de 2016
Al momento de hablar de crisis en Latinoamérica creo que Venezuela tiene la primera palabra en estos tiempos tan rudos. Más allá de una economía dependiente, de una política escabrosa, existe lo que se puede denominar como la causa de todos esos lamentables efectos, y me refiero al problema social que afecta a la población venezolana. El tiempo ha pasado en vano, es lamentable aceptar que más allá de esa politiquería barata y esas tristes proyecciones económicas que no han cercenado el cordón umbilical del crudo, ese oro negro que ha enriquecido y ha enfermado a toda una nación, existe un triste y acentuado problema de instrucción, que en mi opinión, es una acentuada contrariedad para una sociedad que creía haberlo visto todo, pero que no había visto nada.
Al momento de hablar de crisis en Latinoamérica creo que Venezuela tiene la primera palabra en estos tiempos tan rudos. Más allá de una economía dependiente, de una política escabrosa, existe lo que se puede denominar como la causa de todos esos lamentables efectos, y me refiero al problema social que afecta a la población venezolana. El tiempo ha pasado en vano, es lamentable aceptar que más allá de esa politiquería barata y esas tristes proyecciones económicas que no han cercenado el cordón umbilical del crudo, ese oro negro que ha enriquecido y ha enfermado a toda una nación, existe un triste y acentuado problema de instrucción, que en mi opinión, es una acentuada contrariedad para una sociedad que creía haberlo visto todo, pero que no había visto nada.
Arribamos de
un pasado corrupto que a duras penas y con paños de agua caliente intentaba
minimizar la descompuesta idiosincrasia de los gobernantes de turno. Debemos
ser sinceros, debemos reconocer tanto lo bueno como lo malo y aprender, porque
estaríamos dejando de lado muchos escenarios que de alguna u otra manera están
vinculados con el triste escenario actual. Me refiero a los años 80 o a los
mismos 90, unas décadas que marcaron duramente el futuro de nuestro país, pero:
¿Fue ese el momento justo para reflexionar? o por el contrario, ¿debíamos vivir
todo esto para poder hacernos y respondernos preguntas? Yo pienso que lo
merecíamos, y me integro porque soy venezolano, si lo vemos desde otra
perspectiva, yo ni siquiera había votado por ADECOS o COPEYANOS, ni conocía a
la tan mencionada cuarta, pero si me ha tocado empaparme de la quinta en todas
las etapas del ser humano, y espero que no sea en la etapa completa. Como quien
dice, todo aquel joven de inicio de los 90 en adelante está pagando duramente
los pecados ajenos de un pueblo sin memoria política.
Incluso en
aquella última década agonizante Olavarría habló claro, un político, abogado,
periodista e historiador venezolano, y lo hizo
antes de morir, eso fue a principios de la denominada revolución, y para muchos
fue un show mediático. Me gustaría saber en este preciso momento qué opinan,
qué piensan esas personas ahora de aquel día en que el difunto Olavarría le entonó
a capela al pueblo venezolano todo lo que íbamos a vivir si se dejaba avanzar
ese nuevo sistema de gobierno que se pensaba implementar. Fue en aquel derogado
Congreso de la República, hoy Asamblea Nacional, que en mi opinión no es más
que el set de una comedia muy
vinculada con una teleserie Española, muy buena por cierto: Aquí
no hay quien viva, solo que en Venezuela el remake político lo denominarían: Aquí no hay quien mande,
en fin, aquel 5 de julio del año 1999 el nuevo presidente de Venezuela se
encontró de frente con un discurso casi profético de quien en meses anteriores
había apoyado su candidatura política, pero que ahora como quién despierta de
una pesadilla, la da a conocer a viva voz y en uno de los escenarios más reverenciados
y notorios de las décadas pasadas en Venezuela. Olavarría con una impecable
dicción y un memorable tono de voz describe punto por punto lo que viviría el
país en épocas no muy lejanas, a Chávez
le molestó el discurso, y como a él a muchos más, que en aquel momento
abandonaron el hemiciclo, entre ellos su esposa, la cual se había sentido
ofendida por las palabras de aquel hombrecillo intelectual, pero sería la
historia quien la pondría contra la espada y la pared.
Venimos
arrastrando muchos errores, que como humanos se vale tener, venimos de pueblos
con hambre que poco a poco han ido fortaleciéndose con duro trabajo y dejando
atrás la dependencia. Quisimos sacar los pies del barro, creíamos que lo
estábamos haciendo bien, pero la vida se encargaría de cobrarnos con creces el
carácter tan inocente del venezolano. Más allá de apoyar o no candidaturas
políticas de índole militar que arrastran historiales de resentimiento y crisis
insostenibles, el país tenía que apoyar y apostar por un verdadero cambio
cultural, un cambio social para que así se pudiera comprender que los militares
van para los cuarteles y los que tienen que hacer política que hagan política.
“Los
hechos de hoy plantean ante la conciencia moral de los venezolanos de hoy la
obligación de hacer algo por lo que hoy amenaza la esperanza de cambiar lo que
hay que cambiar , pueden hacer y van a hacer retroceder a Venezuela a un ayer,
cuyos atavismos de violencia están latentes y solo falta alguien que los despierte.
Y alguien los está despertando. Mañana nadie podrá declararse eximido de
responsabilidad, si hoy cada quien no asume la responsabilidad que le
corresponde. Sin egoísmos, sin cobardías.”
Jorge
Olavarría
Discurso de
orden en el Congreso Nacional.
05 de Julio
de 1999
0 comentarios:
Publicar un comentario